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El físico del entrenador personal, del profesor de EF (y del profesional médico) influyen en la adherencia y motivación al ejercicio (y al tratamiento)

por Abr 3, 2019- Desarrollo muscular, - EDUCACIÓN FÍSICA, - ENTRENAMIENTO GENERAL, - MUJER, - NUTRICIÓN, - OPINIÓN, - PERDER PESO (QUEMAR GRASA), - PROFESIONES, - PSICOLOGÍA, - REGULACIÓN PROFESIONAL, - SALUD, ENFERMEDADES y LESIONES3 Comentarios

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Josemi ENTRENADOR PERSONAL MADRID | Entrenamiento Personal y Nutrición 
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¿Está tu entrenador personal en forma?, y en caso de que lo estuviera, ¿eso le capacita en conocimientos y competencia profesional?. ¿Y un profesor de E.F.?, ¿Y un médico?

Este artículo reflexiona sobre un tema de vital importancia (no exagero en absoluto), algo que marca el éxito, o no, del trabajo de un entrenador personal (un profesor de Educación Física, o un médico), la ADHERENCIA y MOTIVACIÓN a través de las percepciones de las personas que inician un programa de entrenamiento, de los alumnos que cursan la asignatura de Educación Física, o de los pacientes que comienzan un tratamiento médico. Debemos tener siempre presente, que en el bagaje o mochila de un profesional, los conocimientos son necesarios (irrenunciables), pero la práctica (experiencia motriz) es igual de necesaria en la búsqueda de resultados de forma eficiente. Para poder llegar a ser un buen profesional hay que unir la ciencia con la experiencia, en una especie de maridaje perfecto, sin olvidar herramientas esenciales como la psicología, la pedagogía y ser un buen dinamizador de la sesión de entrenamiento.

El aspecto físico del profesional de la salud influye en la motivación y la adherencia, que son las dos “variables-llave” sobre las que se sustenta cualquier programa, y que determinan su fecha de caducidadSIN ADHERENCIA, NO HAY PROGRAMA. Cada profesional decide qué herramientas utiliza para convencer y mantener a los clientes, pacientes o deportistas, cuántas más pueda y sepa manejar (siempre que sean éticas y no dañen a los demás), mucho mejor para generar la adherencia.
[Tweet “”Sin adherencia, simplemente no hay programa. La motivación determina su fecha de caducidad””]

Como introducción, podemos tejer un paralelismo con el clásico cuento de “Blancanieves y los siete enanitos“, donde Jacob Grimm reflejaba en el espejo, en vez de físico y conocimientos, belleza y bondad. En este cuento, su madrastra la reina preguntaba, “Espejo, espejito mágico, ¿quién es la más hermosa del reino?”, obtenido siempre una respuesta positiva. Sin embargo, fueron pasando lo años, y el espejo mágico un día respondió, “La más bella del reino es la Princesa Blancanieves, mi reina”

La pregunta en nuestro caso sería, ¿es tu entrenador el más bello del reino?, y en caso de que lo fuera, ¿eso le capacita en conocimientos y competencia profesional?

Veamos la realidad, los estereotipos adquiridos, y qué dice la ciencia sobre este tema intrincado en la psicología más profunda del subconsciente, teniendo en cuenta que cada especialidad deportiva soporta su propio canon estético vinculado a sus exigencias fisiológicas y sociales. 

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El físico del entrenador personal influye en la adherencia al ejercicio

La ciencia se posiciona al respecto, frente al debate desde tiempos inmemoriales

En el laboratorio de las publicaciones científicas, muy recientemente en marzo de 2019, Boerner publicaba una investigación que bautizó con el título de “¿Es lo que ves, lo que consigues? Percepciones sobre la competencia y conocimientos de los entrenadores personales en función de su sexo y su físico”

Es conocido por los profesionales del deporte que el papel que juega el físico de un entrenador personal (EP) en la forma en que los clientes potenciales le perciben es un campo de investigación poco estudiado, pero potencialmente poderoso, ya que tiene importantes implicaciones profesionales.

El propósito de este estudio fue investigar cómo el físico de un entrenador personal podría influenciar en las percepciones sobre su (a) competencia y (b) su nivel de conocimiento en entrenamiento, y (c) sobre el género preferido del entrenador personal. Para ello, se presentó a una muestra amplia de 191 personas, fotos de voluntarios (hombres y mujeres) etiquetados como entrenador personal . Las imágenes enfatizaban el físico con varios tipos de cuerpo (ectomorfo, mesomorfo y endomorfo) y con diferente musculatura (musculados Vs. no musculados). Los sujetos examinaron las fotografías para responder a las encuestas, con el fin de calificar la competencia, el conocimiento y el género preferido de los entrenadores evaluados.

La conclusión mayoritaria, es que el físico del entrenador personal influyó significativamente en las percepciones de los individuos sobre las características del entrenador.

  1. Tanto los cuerpos mesomórficos como los ectomórficos fueron clasificados como más competentes que los endomórficos.
  2. Los entrenadores personales musculados fueron percibidos como significativamente más formados y competentes que sus pares no musculados.
  3. Las entrenadoras personales femeninas eran percibidas como más competentes y formadas que los masculinos.
  4. Los resultados también sugieren que muchos más hombres prefieren trabajar con un entrenador personal masculino, mientras que las mujeres carecen de consenso sobre esta elección.

En definitiva, hay un consenso colectivo, respecto a que el físico del entrenador personal parece tener una profunda influencia en la decisión final de contratarles o rechazarles. Estos hallazgos, pueden tener implicaciones importantes en la forma en que los entrenadores se comercializan a sus clientes potenciales.

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Podremos estar o no de acuerdo, pero no aceptarlo es huir de la realidad. Otra cosa diferente, es que luchemos contra estos estereotipos educando a la sociedad para cambiarlos, algo necesario. Es obvio, como evidenciamos unas líneas más abajo, que un buen físico no conlleva de forma directamente proporcional tener conocimientos para entrenar a otras personas, ni mucho menos, sino, no resultaría necesario estudiar una carrera universitaria en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte. 

“Creer que alguien sin estudios, pero con buena condición física pueda entrenarte, es como creer que alguien también sin estudios, pero con buena dentadura pueda ser tu odontólogo”


En 2018, Fernandez- Balboa y Gonzalez-Calvo, concluyen similares hallazgos en su excelente y muy interesante artículo “Un análisis narrativo crítico de las perspectivas de los preparadores físicos y los instructores de fitness en relación con su imagen corporal, su práctica profesional y la cultura del consumidor en 14 profesionales CAFYD jóvenes (28-37 años) de ambos sexos, con 3 años de experiencia. Los resultados muestran que existen varios vínculos entre la identidad corporal, la imagen corporal y la cultura del consumidor. Algunas de estas conexiones representan fuentes de credibilidad y capital cultural, mientras que otras tienen consecuencias físicas y psicológicas perjudiciales para los profesionales del fitness. Además, los profesionales generaban estrategias para mantener una imagen corporal magra de tipo fitness, bella y fuerte, saludable, juvenil y profesional, al tiempo que se hace frente a las normas de la sociedad de consumo.

Invertir tiempo y energía en el cuerpo se convierte en una forma de ganar credibilidad y capital corpóreo. Se considera no sólo el papel de la imagen corporal en la circunscripción de la identidad y la práctica profesional (Tiggemann, 2015), sino también en la disuasión de las relaciones profesionales tanto con los clientes como con los colegas (Smith Maguire, 2008). Tener un cuerpo atlético parece proporcionar a los profesionales del acondicionamiento físico un gran estatus y autoridad moral (Smith Maguire, 2008). La estrecha relación entre apariencia y profesionalismo en este campo (Melton, Dail, Katula, & Mustian, 2010) se ve reforzada tanto por los medios de comunicación como por la cultura de consumo (Donaghue & Allen, 2016; Frew & McGillivray, 2005) -espacios en los que se adora un cuerpo fuerte y delgado como un ideal (Schommer- Aikins, 2002). 

Múltiples representaciones de la imagen corporal como instrumento de la práctica profesional se percibieron:

  1. La imagen corporal como consecuencia de la vocación: a los entrenadores personales les gusta entrenar.
    • Tener un cuerpo hermoso es una consecuencia directa de nuestro estilo de vida
  2. La imagen corporal como fuente de profesionalidad:
    • Los entrenadores personales sienten la necesidad de invertir mucho tiempo y energía en sus cuerpos y mejorar su apariencia para ser modelos profesionales para sus clientes y prototipos representativos de su profesión: “Mi apariencia es mi mejor tarjeta de presentación“.
    • La adquisición de capital físico, que, a su vez, podría convertirse fácilmente en otras formas de capital, tales como ingresos, autoridad moral y credibilidad (Bourdieu, 1986; Hutson, 2013; Shilling, 2004): “Puesto que se me considera un objetivo a alcanzar, existe una relación directa entre estar físicamente en forma y mi éxito profesional”. 
    • Pero el capital físico no se gana fácilmente, sino que implica muchas presiones, sacrificios y riesgos (Homan y Tylka, 2014; O’Hara, Cox y Amorose, 2014). La evidencia de estas presiones se puede ver en frases como “me obliga“, “debo estar en forma en todo momento“, “debo seguir“, “me comporto con mucho cuidado dentro y fuera del gimnasio. No me gustaría que mis clientes me vieran bebiendo o fumando. Me imagino que esto pondría en duda mi profesionalidad“, que indican un notable cambio de énfasis de vocación a obligación.

Hay dos amenazas a este “cuerpo ideal” que eran especialmente preocupantes para estos participantes: la gordura y el envejecimiento:

  1. La lucha contra la grasa: es habitual escuchar opiniones como “tener sobrepeso significa una actitud negligente hacia la imagen de uno mismo. Es similar a la falta de higiene o el uso de ropa inadecuada“. Sin embargo, las prácticas deportivas y de fitness no necesariamente proporcionan salud y confianza en sí mismos ni protegen a los practicantes contra el sufrimiento psicológico. Además, sus palabras sacan a la luz cómo las mujeres sufren una lucha interior como “un peso insoportable” (Bordo, 2003) y se castigan a sí mismas (Butler, 1993) por la presión social para ser bellas: “Me siento presionado cada día para mejorar mi apariencia física. La triste verdad es que soy muy duro conmigo mismo, más duro que con los demás, ya que estoy muy influenciado por el condicionamiento social. Tiene un gran impacto en mí“. “Trato de ser muy cuidadoso con mi dieta y, cuando fracaso, me castigo física y psicológicamente“. Estas últimas frases dibujan un retrato interior con tintes ya patológicos. Una entrenador expresaba: “Sería incongruente contratar a un entrenador de obesidad. La obesidad equivale a una falta de salud. Bajo ninguna circunstancia me imagino a un entrenador con sobrepeso. Simplemente no lo considero. No creo que haya lugar para una persona así en esta profesión“. Se añade, una percepción distorsionada de la realidad: “Mucha gente tiene una opinión positiva sobre mí y mi cuerpo, pero tengo miedo de no tener un cuerpo aceptable para mi profesión. Temo lo que piensen los demás si ven que no estoy a la altura de la imagen ideal impuesta a los entrenadores“. Pero la retroalimentación negativa no necesariamente proviene de la sociedad ni siempre es autoimpuesta; más bien, puede provenir del propio campo: “Hay una gran presión para mantenerse en forma que es ejercida no sólo por los clientes, sino principalmente por mis propios compañeros de trabajo”.
  2. La lucha contra el envejecimiento: se equipara a la juventud con la supervivencia profesional, “La sociedad y los medios de comunicación ejercen grandes presiones para tener un cuerpo perfecto, más aún si eres un instructor de fitness“, “No me gusta pensar en lo que haré una vez que no cumpla con las exigencias del mundo del fitness, cuando envejezca, cuando ya no tenga el cuerpo que poseo ahora. … La industria del fitness sólo quiere un cuerpo delgado, en forma e ideal“. No es extraño, entonces, que algunos participantes hayan asignado una fecha de vencimiento a sus carreras: “Existe una gran presión por parte de la sociedad y los medios de comunicación para tener un cuerpo perfecto y verse permanentemente joven, lo cual es difícil de ignorar, y aún más difícil de mantener con el tiempo”. Aunque los entrevistados vieron la inevitabilidad de envejecer, consideraron el paso del tiempo como una amenaza a su competencia, energía y motivación profesional (Melton et al., 2010), algunas personas percibieron el envejecimiento no sólo como una gran amenaza para su cuerpo en forma, delgado y joven, sino también para su sustento (Frew & McGillivray, 2005): “La industria del fitness no es para personas mayores. Hay que ser activo, flexible, fuerte…. Estos son los atributos de los jóvenes. Comencé a odiar todo sobre esta idea cuando cumplí 30 años. Me pregunto cómo me ganaré la vida cuando envejezca“, “Ahora tengo un cuerpo joven y atlético. Pero soy consciente de que cuando esto ya no sea así, tendré que reciclar y buscar otras alternativas relacionadas con mi formación. … Mis planes profesionales están determinados por las necesidades de la sociedad“.

Como respuesta a esta “necesidad” los profesionales suelen desarrollar varias estrategias para mantener una imagen corporal delgada, juvenil y profesional, al mismo tiempo que se hace frente a los estándares de la profesión de fitness y de la sociedad de consumo.

(a) Dieta y ejercicio: a veces convertidos en un sacrificio permanente en tiempo dedicado.
(b) Indumentaria y ropa deportiva de diseño: para incrementar su atractivo corporal, fomentando los ideales del sector industrial, se construyen estereotipos deportivos para satisfacer las expectativas del público. Esto se percibe como un valor añadido, aumentando el valor propio, para venderse casi como un producto de marca. Bajo el disfraz de individualidad y exclusividad, crean un sentido de identidad profesional, pertenencia y autoridad.
(c) Exhibir el cuerpo semidesnudo: para mostrar (y demostrar) su condición física óptima, y de esta forma generar atracción a los clientes. Además, los roles sexuales y las culturas occidentales fomentan que las mujeres revelen ciertas partes de su cuerpo para hacerse atractivas (Bordo, 2003).
(d) Marcas (perforaciones) y tatuajes en el cuerpo, influenciados por las estrellas del deporte. Es una superficie de proyección hacia los demás (aumentar la visibilidad), en vez de ser visto como arte, signos de resistencia o contracultura. En realidad, representan una forma de vida donde el cuerpo está en el centro. Otros, evitan abiertamente estos elementos en un intento de parecer más serios y comprometidos, no generar estrés a sus clientes, y evitar prejuicios al respecto.
(e) Cirugía plástica: en este campo existe un largo de un continuum. Mientras que algunos lo rechazaron rotundamente, otros probablemente lo consideraron en caso de necesidad absoluta, y otros lo consideraron como una posibilidad muy real. En general, los hombres eran más reacios que las mujeres, prefiriendo trabajar más con un ejercicio intenso y un estricta dieta que “pasar por el cuchillo”. Aunque existen varias razones, la necesidad del control corporal es una de ellas, y otra muy importantes es que aún son jóvenes. Queda por ver si su resistencia a las alteraciones cosméticas disminuirá a medida que envejecen y desean seguir ejerciendo una profesión en la que la imagen corporal es tan importante. En contraste, las mujeres en este estudio parecían más dispuestas a someterse a cirugía plástica.

En esta misma línea Melton en 2008 (y más adelante de forma convergente en 2010 y 2011), pone el foco en las cualidades y competencias necesarias para ser un líder efectivo en el ejercicio, dentro de las cuales, la apariencia física resulta crucial en la industria del fitness. La justificación de la selección del cliente consistió en las cualidades que influyeron en la decisión del cliente de contratar a un entrenador en particular, representan las percepciones sobre su conocimiento. Por ejemplo, el físico, el género, la raza, las referencias y recomendaciones, la especialización profesional.

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  • En general, el físico es un valor de primer orden a la hora de elegir a un entrenador, se está de acuerdo en que la apariencia física es una consideración crítica para que los clientes contraten a un entrenador personal. Cuando se les preguntó qué influencia tiene el físico de un entrenador personal en el cliente a la hora de elegir a su entrenador, un entrenador respondió: “Creo que, desafortunadamente, es enorme. Considero que es un gran problema… Hay muchos entrenadores diferentes y mucha gente me comenta: `Voy a ir a verla porque se la ve muy bien’ o `No iría con él porque no se ve tan bien”. En este punto, por suerte, hay que destacar, que los clientes más informados miran más allá de la forma física y confían en otros factores en el proceso de toma de decisiones.
  • Respecto a las referencias, se recalcó la importancia del “boca a boca” en esta industria y los resultados de sus clientes: “Ellos miran a sus clientes más que a usted…. Sus clientes definitivamente hablarán por usted, y esto es lo mejor que puede ayudarlo a conseguir más ventas e ingresos. El boca a boca es el anuncio número uno”

En el estudio de Melton 2010, dentro de esta trilogía tan interesante al estilo de Matrix, se indaga en las percepciones de los gerentes/directivos sobre las cualidades necesarias de los entrenadores personales para tener éxito en la industria del fitness.

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  • Solo los gerentes con fines de lucro identificaron claramente el físico del entrenador personal como un factor significativo en el proceso de selección y/o contratación, sugiriendo que no contratarían a un entrenador personal que pareciera incapaz o con sobrepeso. Aunque los gerentes reconocieron que el físico del entrenador no necesariamente se equipara con la competencia, el resultado final son las ventas en una instalación con fines de lucro, y los clientes se sienten claramente atraídos por los entrenadores con un físico en forma y esculpido. 
  • Aunque los gerentes estuvieron de acuerdo en que los clientes evalúan a los entrenadores personales en base a su físico, tanto los gerentes con y sin fines de lucro indicaron que la personalidad, el conocimiento y la habilidad del entrenador superarían el obstáculo potencial de un cuerpo menos que perfecto. Una vez que el cliente se da cuenta de que el entrenador está bien informado, el físico del entrenador se convierte en un factor menor. Sin embargo, parece que para que los clientes contraten a un entrenador que tenga un físico menos que apto, el entrenador tiene que tener un gerente que lo “vende” al cliente, o el cliente debe observar a otras personas que han obtenido los resultados deseados de ese entrenador.

El mismo Melton en 2011 obtuvo resultados similares en un estudio cualitativo sobre las perspectivas de las mujeres en relación a los entrenadores personales.

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  • Los clientes equiparaban tener un físico esculpido con competencia. Al mismo tiempo, varios clientes reconocieron que la mera apariencia física no era suficiente para indicar conocimiento de entrenamiento personal. Así, los clientes sintieron que mientras vieran los resultados con sus propios cuerpos, el físico de su entrenador se convertiría en un factor mucho menor. Las entrevistas también revelaron que los resultados que otros clientes lograron con un entrenador personal fueron más importantes que el físico del entrenador.
  • Un entrenador puede saber cómo entrenarse a sí mismo, pero no hay garantía de que pueda transformar el cuerpo de otra persona. Esto puede llevar a expectativas poco realistas para los clientes, lo que puede resultar en la discontinuación de un programa de ejercicios. Además, aunque las personas pueden ver los resultados del ejercicio (por ejemplo, perder peso, tonificar los músculos), hay maneras incorrectas de lograr estos resultados. Es posible, por ejemplo, deshidratarse severamente para ver más definición muscular, como hacen algunos culturistas antes de la competición (o usar de esteroides para aumentar la masa muscular, o incluso maquillar los resultados con fotografías retocadas). Por lo tanto, los clientes pueden obtener resultados, pero pueden no estar utilizando métodos de entrenamiento seguros que les pueden generar problemas de salud y lesiones a corto, medio o largo plazo.

Cómo afecta el aspecto físico de un profesor de Educación Física en su docencia

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El cuerpo es el foco central para los profesionales de la salud y la educación física (Armour, 1999; Kirk, 2002; Maivorsdotter & Lundvall, 2009; McCuaig & Tinning, 2010; O’Dea & Abraham, 2001). 

Los estudios han destacado la influencia del cuerpo docente de Educación Física en la enseñanza de esta materia (Rossi, 1999; Sparkes, 1999), en particular al transmitir mensajes de salud a los estudiantes (Tinning, 2010; Vander Schee & Gard, 2014; Welch & Wright, 2011). 

Garrett y Wrench (2012) llaman la atención sobre la importancia de la forma en que los profesores de educación física y pedagogía del deporte piensan y trabajan con sus cuerpos

Algunas investigaciones han revelado suposiciones aceptadas de que el cuerpo (mesomórfico) del profesor de educación física debe ser un claro ejemplo de aptitud física y un estilo de vida saludable, proporcionando un hábil modelo a seguir a sus estudiantes (Fontana, Furtado, Mazzardo, Hong, & Campos, 2017; Vander Schee, 2009; Webb & Quennerstedt, 2010; Wrench & Garrett, 2015).

Los mensajes de salud que los profesores de educación física transmiten a los estudiantes con sus propios cuerpos, tienen consecuencias tanto para los profesores (Azzarito y Katzew, 2010; Hill y Azzarito, 2012) como para los estudiantes (Evans y Davies, 2004; Wright, O’Flynn y Macdonald, 2006). Significativamente, algunos mensajes sobre la salud y el cuerpo parecen estar generados durante los programas de formación del profesorado de la Educación Física (Fontana et al., 2017; Kirk, 2004), especialmente durante el periodo de prácticas (Rossi, Sirna, & Tinning, 2008).

En este estudio Salud, tensiones corporales y expectativas de los profesores de Educación Física en formación en España  (Valeria V et al. 2017) se analiza cómo se percibe al profesional de Educación Física (15 profesores) respecto a su cuerpo, y cómo influye en los resultados docentes el hecho de que un profesor de Educación Física tenga sobrepeso o tenga un aspecto poco saludable, con el fin de mejorar la práctica docente. Esta autopercepción puede afectarle a él, a su alumnado y a la materia impartida.

La investigación plantea que los docentes de Educación Física presentan una serie de características diferenciadas de sus compañeros de claustro en un centro educativo, y sus clases se ven afectadas cuando su estado físico o su salud se resiente. Además, subyace un miedo al envejecimiento que limite utilizar su cuerpo como herramienta de demostración. También perciben que hay mayores exigencias desde el alumnado respecto a su propio cuerpo, para ajustarse a ciertas expectativas de sus roles profesionales, ya que son considerados modelos claros para los estudiantes a través de sus actos, comportamientos y cuerpos.

El equipo investigador agrupa estas reflexiones en cuatro tipos: (1) los relativos a la salud y la energía, (2) la comunicación corporal o interacción con el alumnado, (3) la imagen corporal del docente y (4) las emociones y reflejo en lo corporal.

Algunos comentarios recabados mediante el “diario corporal docente” que ilustran está percepción de un cuerpo docente como instrumento de imagen saludable y rendimiento deportivo son muy contundentes.

Las ideas sobre el profesor de educación física como modelo a seguir concuerdan con los resultados de varios estudios, en los que se descubrió que otros profesores de Educación Física en formación creían claramente que necesitaban guiarse por su propio ejemplo (Varea, 2016; Wrench & Garrett, 2015).

  • “Creo que un profesor de educación física necesita ser atlético y deportivo. Supongo que no voy a ser un profesor de educación física creíble si no estoy en forma”
  • “Es esencial que un maestro de educación física esté en forma y saludable. Necesitamos ser ejemplos para nuestros estudiantes y cuidarnos a nosotros mismos”

Los participantes también consideraron esencial que su capital físico (Bourdieu, 1986, 1997) les demostrara ser hábiles, saludables y atléticos, concepción funcional y mecanicista de su cuerpo.

  • “Un profesor de educación física debe demostrar que es deportista, sano, fuerte y hábil. Tienen que ser un ejemplo claro para todos los estudiantes”
  • “Los profesores de educación física tienen que ser personas con capacidad física, tienen que saber `cómo hacerlo’. El maestro no podría enseñar sin saber ‘cómo hacerlo'”

En relación con el sobrepeso y la obesidad de un docente, no dejan sitio posible para ello:

  • “No me imagino a una persona con sobrepeso dentro de la docencia de la Educación Física. Para mí, daría una imagen de profesional descuidado, como responsable”
  • “No sería apropiado que el profesor de Educación Física tuviera sobrepeso y no estuviera en forma…. No enseñaría educación física si tuviera sobrepeso”
  • Un profesor de Educación Física obeso o incapaz no se mostraría como un buen profesor, dado que no hace lo que se espera de él, es decir, ser hábil y proyectar una imagen saludable y en forma”

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Los participantes también describieron cómo el “profesor de Educación Física estereotipo” suele ser una persona joven y en forma. Algunas políticas educativas promueven actividades de salud en la escuela con el propósito de reducir las enfermedades, vinculando aún más a los maestros de Educación Física con la idea de ser modelos saludables para los estudiantes (Eaton, Marx y Bowie, 2007). Por lo tanto, uno se pregunta qué puede suceder a medida que los profesores de educación física envejecen. Esto puede implicar una problematización de las subjetividades de algunos estudiantes, lo que hizo reflexionar sobre el envejecimiento:

  • “Este envejecimiento es algo que limita negativamente la profesión. Hay muchas cosas que no podré hacer cuando sea mayor, muchos ejercicios prácticos…. Tal vez no me considere apto para esta profesión, tal vez tenga miedo de no hacerlo bien o de no encajar más en la profesión”
  • “En 25-30 años, no puedo imaginarme a mí mismo en la profesión. Tal vez los estudiantes no tomen en serio mis clases, o mis consejos, porque no podré tomarlos yo mismo, no podré hacer algunas demostraciones de movimiento?”

Poseer el capital de un cuerpo joven, apto y hábil significa ser un profesor de educación física eficiente para este grupo de profesores de EF en formación. Además, el miedo a la falta de coordinación en las demostraciones, y a la incapacidad que generan las enfermedades graves y las lesiones es algo que queda muy patente, ya que los propios profesores cuestionan sus habilidades para cumplir con los requisitos percibidos para ser un profesor de Educación Física eficiente. La evidencia sugiere que los profesores de EF tienden a considerar sus cuerpos como herramientas instrumentales y a priorizar la funcionalidad de sus cuerpos (Varea & Pang, 2016).

  •  “Mi cuerpo es mi herramienta de trabajo. Aunque no tengo ninguna lesión grave, si me pasara algo, probablemente pensaría que no estoy capacitada para enseñar Educación Física”

No mencionaron estos profesores en formación, otros enfoques pedagógicos, a través de los cuales no necesitan depender tanto de la funcionalidad de sus cuerpos (algo que se aprende cuando ya eres más veterano en la profesión). Además, estas lesiones les hacen más empáticos con los estudiantes que tienen dificultades físicas.

* Más información sobre la situación especial del Profesor de Educación Física y su exigencia profesional diaria (física y emocional) en esta lectura: RADIOGRAFÍA DE LOS PROFESORES DE EDUCACIÓN FÍSICA: “TITANES DE LA ENSEÑANZA

Los mismos hallazgos que apoyan toda esta evidencia científica en relación al profesorado de EF y su aspecto físico, se muestran en otros estudios de este grupo de trabajo español:

  • En 2018, investigan la influencia del consumismo en el ideal corporal, y para ello (entre otros temas), se aborda el consumo de suplementación deportiva entre el profesorado de EF y su relación con el aspecto físico buscado.
  • En 2019, sobre los factores que contribuyen a la construcción de las subjetividades del cuerpo profesional de los educadores físicos, ahonda en los mismos clichés precedentes del aspecto físico del profesor de Educación Física como ejemplo para sus estudiantes a través del currículum oculto. Si embargo, no todos los profesores de EF opinan que deben tener un cuerpo perfecto, considerándolo ya una elección personal, aunque si reconocen que debe estar dentro de unos límites. La necesidad de alcanzar su prototipo profesional, explica porque los profesores de educación física sintieron la necesidad de invertir tiempo y energía en sus cuerpos para mejorar su apariencia y ser modelos a seguir. Otra indicación de esto es su creencia de que debe haber cierta coherencia entre lo que enseñan y su credibilidad personal. También, hay una preocupación latente al envejecimiento: “Mucha gente me pregunta cómo voy a enseñar educación física cuando tenga 60 años. En realidad, no lo sé. Con la edad se pierden algunas habilidades, así que es algo que me preocupa y no sé cómo voy a afrontarlo cuando llegue el momento“. “A mi edad, empiezo a sentir esa presión de los años que pasan… Conozco algunos casos de profesores de Educación Física que son criticados por estudiantes que piensan “¿por qué nos piden que hagamos esto si no pueden hacerlo ellos mismos?”. Sin embargo, algunos compañeros trascienden a estas opiniones dominantes y generalizadas, subrayando que, al perder buenos niveles de condición física por la edad, la profesión le podría resultar más aburrida, pero que esto no significa que no continue siendo un profesor valioso para sus alumnos, o que su efectividad como educador se tenga que ver mermada en absoluto.

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⭐️SERIE 🔝 Cuadros Docentes de Educación Física
“Ha llegado el nuevo de Educación Física” (cuadro de Murillo)

En medicina también ocurre: el aspecto físico del profesional médico influye en la adherencia al tratamiento

En medicina se da una paradoja similar entre médicos y pacientes que dibuja la misma sombra estereotipada. La adherencia al tratamiento es mayor, si el médico tiene un aspecto saludable.

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Lemaire en 2018, en un estudio con una muestra de 20 pacientes en centros de atención ambulatoria en Canadá, concluyó, empleando la metodología de la entrevista, que las personas perciben un vínculo bidireccional entre el bienestar del médico y el cuidado del paciente.

Los pacientes identificaron, como “bienestar del médico”, los siguientes aspectos, su comportamiento, la apariencia física observable del médico, y la impresión general que perciben sobre el galeno. Además, señala que los pacientes forman juicios basados en lo que notan, y estos juicios afectan a los puntos de vista de los pacientes sobre su atención; sentimientos como la confianza en sus interacciones con los médicos; y acciones, como seguir los planes de atención.

El bienestar del médico afecta el cuidado del paciente. Los juicios de los pacientes con respecto al bienestar de los médicos pueden tener impactos importantes en la relación médico-paciente. El autor incluye 3 tablas con diferentes ítems relacionados e información muy interesante y extrapolable en conclusiones a nuestro campo en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte (CAFYD):

  1. Lo que los pacientes notan sobre el bienestar de los médicos.
  2. Cómo las percepciones de los pacientes sobre el bienestar de los médicos influyen en sus puntos de vista sobre su atención, sus sentimientos y sus acciones.
  3. Las creencias de los pacientes acerca de cómo los médicos se ven afectados por la atención que brindan a sus pacientes.

Estos hallazgos de Lemaire amplían el trabajo de Puhl (2013), quien documentó en 358 adultos, que “los médicos considerados con sobrepeso por los pacientes son percibidos como menos creíbles y confiables que los de peso normal“.

Esto afecta a la selección de los médicos por parte de los pacientes y a la voluntad de seguir los consejos médicos. Los pacientes eran más propensos a cambiar de profesional si percibían que el médico tenía sobrepeso o era obeso, en comparación con los médicos de peso normal que provocaban reacciones significativamente más favorables.

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Hash en 2013, corroboró todo lo anterior en 226 pacientes, destacando que los pacientes que buscaban atención de médicos no obesos, indicaron una mayor confianza y receptividad en la asesoría de salud general y en el tratamiento de la enfermedad, que los pacientes que veían a médicos obesos, que eran menos propensos a seguir los consejos de salud de los médicos con sobrepeso.


Goldring (2018) va en la misma línea, con una muestra muy amplia de 298 mujeres con sobrepeso y utilizando cuestionarios en línea, señala que sus preferencias en relación con el peso del médico, sufren de una estigmatización estereotipada sobre su aptitud médica basadas en el peso (mayor capacidad para ejercer la medicina).  La mayoría de las mujeres indicaron que no tenían preferencia sobre el peso (63%), pero una parte de la muestra (36%), prefirió explícitamente a los médicos que no tenían sobrepeso.  

Para reducir este estigma y lograr intervenciones exitosas, las actitudes negativas sostenidas por muchos participantes (por ejemplo, que los médicos que no tienen sobrepeso son más competentes) podrían ser abordadas directamente en las intervenciones. De manera similar, las campañas de información a pacientes o de salud pública podrían abordar estereotipos infundados de médicos con sobrepeso o podrían enfatizar que los médicos con sobrepeso son probablemente más empáticos con las luchas de los pacientes por el peso. Además, la información reportada puede ayudar a los médicos con sobrepeso a entender, y potencialmente evitar, algunos de los sesgos que pueden estar afectando en las interacciones clínicas.


Sin embargo, al mismo tiempo, trabajos recientes investigan el eterno debate de si ¿deberían los expertos practicar siempre lo que predican?. En este estudio, ¿Más sano que tú? “Practicar lo que predicas” esta premisa se vuelve en contra de los médicos al aumentar la devaluación anticipada. Se subraya que los pacientes pueden estar menos cómodos visitando a médicos activos y en forma, que comparten información sobre su estilo de vida saludable, ya que los pacientes pueden creer que estos médicos los juzgarán por tener sobrepeso o tener hábitos poco saludables.

Dos conclusiones muy interesantes afloraron:

  • Cuando un experto muestra un comportamiento ejemplar, los individuos que temen una evaluación negativa a veces anticipan que este experto los despreciará.
  • Como resultado, las demostraciones de excelencia pueden paradójicamente bloquear a las mismas personas que están tratando de inspirar

Este trabajo demuestra que es fundamental tener en cuenta los procesos de “defensa del ego” cuando se trata de predicar con el ejemplo (Howe 2017).

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Mi percepción personal y profesional es que la personalidad y experiencias previas de cada persona hacen que este proceso de percepción y enjuiciamiento subconsciente, sea más complejo de lo que a simple vista parece.

Además subraya como circunstancias negativas de los médicos, también totalmente extrapolables a nuestro campo de profesionales del deporte, por el contacto directo con las personas, las siguientes:

  • la empatía del clínico es menor si los pacientes perciben que el personal está ocupado.
  • los pacientes recuerdan menos información y sienten que su situación es más grave, cuando es presentada por un médico que parecía preocupado el exceso.
  • asociación negativa entre la despersonalización observada por el paciente, la satisfacción del paciente y el tiempo de recuperación.
  • los ambientes de trabajo caóticos y la falta de organización pueden estar relacionados con el agotamiento.
  • los pacientes que perciben a un médico como enfermo pueden alterar sus acciones y sus comportamientos en las interacciones médico-paciente durante las citas. Los sentimientos de compasión y preocupación por los médicos vistos como enfermos o indispuestos, limitaron el número de problemas que los pacientes discutieron, minimizando los síntomas para evitar abrumar al médico (denominado “cuidado inverso”).

Opinión profesional sobre la concordancia entre el físico del entrenador y su competencia profesional (conocimientos)

La concordancia entre el físico del profesional de la salud (entrenador, médico, enfermera, nutricionista, etc.) y su competencia profesional (conocimientos) es un tema controvertido y subjetivo, con muchas aristas. Bajo mi punto de vista, se puede percibir desde dos visiones diferentes que no son excluyentes, una objetiva y otra subjetiva (también muy importante).

Angel y diablo, a veces, también se reconcilian…

La visión objetiva el microscopio científico

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En primer lugar, aunque hay clientes y deportistas, incluso pacientes, que equiparan tener un físico en forma con tener competencia, esto no debería ser nunca así, ya que en absoluto es una asociación directamente proporcional, ni mucho menos real, (como hemos visto hasta ahora). Simplemente es una percepción basada en estereotipos que hay que erradicar.

La razón última de la selección de un entrenador/médico debería basarse siempre en una mesa de 4 patas y una silla, que yo llamo, “La FEEA ÉTICA”, que se sustenta en:

  1. Formación,
  2. Especialización,
  3. Experiencia,
  4. Actualización, y
  5. Ética

Sobre la característica de la ética (la silla donde sentarse), resaltar que un profesional excelente pero sin ética, ha perdido la humanidad (muchas veces por fines económicos), y no merece atención ni como compañero, ni como referente en ningún campo. Ya lo dijo el científico de Harvard, Howard Gardner, “Una mala persona no llega nunca a ser buen profesional”.

Es importante destacar que “el entrenamiento es ciencia y arte”, pero que con demasiada frecuencia se rehúye de los aspectos científicos, y sólo se basa en la experiencia. Los mejores entrenadores combinan lo que sabemos de la investigación con lo que han aprendido de la experiencia. Es lo que se conoce como “Práctica basada en la evidencia”. Mantenerse al día de la nueva investigación; desarrollar un conocimiento práctico de la anatomía, la fisiología, la biomecánica, el aprendizaje motor, y la psicología del ejercicio; y por último, utilizar los principios de sobrecarga, progresión, especificidad e individualidad como principios inmutables de la práctica de ejercicio. Sólo si están interiorizados los aspectos anteriores, se puede entonces emplear el talento artístico al máximo. 

En base a la evidencia científica, un entrenador personal competitivo en la actualidad, debe tener a la “FEEA Ética” de su parte. Por tanto, una formación académica superior con amplios conocimientos en las CAFYD, y la práctica basada en la evidencia (EBP en inglés), son herramientas imprescindibles en su desempeño profesional. Sin olvidar que, no vales por tener un título, vales por lo que eres capaz de hacer con lo que sabes. Así que no te duermas…

La visión subjetiva – el espejo narcisista

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– En segundo lugar, y como contrapunto, la credibilidad, la confianza, y la mayor adherencia al ejercicio y/o al tratamiento médico, se ven afectadas por la percepción estereotipada del ser humano, que de forma inconsciente, “necesita percibir que los consejos que un profesional de la salud le prescribe, si son tan buenos, ese mismo profesional los debería aplicar a si mismo”. También es algo que la ciencia nos deja claro, el profesional que nos atiende mejora la adherencia si tiene un aspecto físico y unos hábitos saludables, algo que es percibido como una poderosa empatía positiva.

Eso no significa que alguien que no tenga buen físico, o no esté en forma, sea mal entrenador personal. Un ejemplo, Mike Boyle, dijo una vez que “si él se quitara la camiseta, nadie le escogería como su entrenador“. Sin embargo, en algún momento de su vida, cuando fue más joven, él si estuvo en forma.

Por otro lado, cuidar el físico no significa descuidar el resto de parcelas de tu vida, o trabajar menos para tus clientes, todo lo contrario, experimentas todo lo que ellos perciben, y empatizas mejor dado que entiendes sus sensaciones y problemas en carne propia para poder alcanzar esos objetivos. En este sentido, tienes dos vías para generar esa confianza y credibilidad que muchos clientes buscan:

  1. Resultados propios, o
  2. Resultados y opiniones de tus deportistas/pacientes/clientes.

Un chef de reputación debe saber cocinar los platos con excelencia y maestría, sea para el mismo o para su restaurante, no es suficiente con solo conocer la receta y sus ingredientes, el punto de cocción, las proporciones adecuadas según el tipo de cocina, las variedades de los alimentos y su maduración. Cocinando para él, en la tranquilidad de su cocina, percibe matices, olores y sabores, que posiblemente no perciba en la vorágine de su restaurante.

Es obvio que un cirujano no necesita operarse a si mismo, o un oncólogo aplicarse radioterapia, en esos casos cuentan los resultados de sus pacientes, pero la similitud es muy diferente cuando hablamos de hábitos de salud, dieta y entrenamiento, donde la percepción de quien recibe estos tratamientos se ve sesgada siempre, nos guste o no, por la presencia física del profesional. La pregunta no es, si está bien o está mal, sino si somos conscientes de que esto ocurre. No se trata de fomentarlo, sino de utilizarlo para generar mayor adherencia al servicio que ofrecemos, logrando una mayor motivación y empatía.

Una persona con alopecia no tiene capacidad de elección, lo determina su genética; pero un fumador o alguien sin hábitos saludables, si puede elegir, salvo enfermedad. La capacidad de elección o decisión, son diferentes en muchos casos.

Es un tema que genera multitud de debates con opiniones divergentes, y que todos los profesionales percibimos en la realidad del día a día, con diferentes connotaciones. Lo que no se puede negar es que, predicar con el ejemplo es el mayor motivador y motor de cambio que existe. Ocurre de igual manera con niños y con adultos. “El mundo cambia con tu ejemplo, no con tus palabras”. Con un matiz distintivo y muy importante, el ejemplo debe estar arropado por el conocimiento. Es necesario un entrenador personal formado y con horas de vuelo prácticas, un piloto formado en la teoría, sin horas de vuelo, no es competente, un medico formado en técnicas quirúrgicas de forma teórica, sin cirugías, no es competente,… lo mismo un entrenador/preparador físico.

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La historia y el pensamiento reflexivo nos deja grandes frases y proverbios que ilustran esta paradoja:

  • “El mundo cambia con tu ejemplo, no con tu opinión” (Paulo Coelho)
  • “Dar ejemplo no es la principal manera de influir sobre los demás; es la única manera” (Albert Einstein)
  • “No sólo hay que ser buen profesional, también hay que parecerlo, porque vales lo que creen que vales” (frase original de Cayo Julio César: “La mujer del César no solo debe ser honrada, sino además parecerlo”, acuñada y transformada por conferencistas del mundo empresarial)
  • “La teoría sin práctica es inútil y la práctica sin teoría es peligrosa” (filósofo japonés George Ohsawa)
  • “La experiencia sin teoría es ciega, pero la teoría sin experiencia es mero juego intelectual” (filósofo alemán Immanuel Kant)

De forma coloquial y directa, pero muy ilustradora de la hegemonía de una “sociedad visual” desde tiempos prehistóricos, sentencia un amigo al leer este artículo: “nadie coge la manzana más podrida en la cesta de la compra, aunque ésta pudiera ser la más saludable y enriquecida

Profundizando en esta opinión, enlazo el siguiente artículo enfocado en esta visión subjetiva, que mejora la adherencia, la motivación y la empatía.

Diez motivos para contratar a un entrenador personal 

💡Una buena referencia para contratar a un entrenador personal podría ser el siguiente listado de las 10 razones por las que se contrata a un entrenador personal CCAFYDE💡 (modificado de Quinn 2010).

1. No ver resultados (en la mejora de la salud, en composición corporal, en apariencia física, en rendimiento deportivo, etc.)
2. No saber por dónde empezar
3. Estar aburrido de los mismos antiguos entrenamientos
4. Necesitar un desafío
5. Aprender a hacer ejercicio de forma autónoma y por su cuenta
6. Necesitar responsabilidad y motivación
7. Tener una enfermedad, lesión o condición especial
8. Entrenar para un deporte o evento
9. Supervisión, compañía y apoyo durante los entrenamientos (adherencia y regularidad)
10. Hacer ejercicio en casa

– El Entrenador Personal debe poseer titulación universitaria, ser Licenciado/graduado en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte (CAFYD, conocido como INEF), estar colegiado (mi números es el 55.255), disponer de un SRC (seguro de responsabilidad civil) y tener una certificación actualizada en RCP y/o primeros auxilios. Existe un consenso general de que los entrenadores con credenciales son críticos para la preservación de la salud y la seguridad de los clientes (Melton 2010) y de la sociedad.
– Ademas, debe contar con otras serie de características igual de importantes, como experiencia y formación especializada en el objetivo concreto a trabajar, habilidades sociales y de comunicación, técnicas de motivación, escucha activa y atención, empatía, ética y profesionalidad. Y por supuesto individualización del trabajo a realizar, pasión por la profesión y mimo al detalle.
– A todo lo anterior, habría que añadir, lo defendido por un científico de Harvard, “Una mala persona no llega nunca a ser buen profesional” (Howard Gardner).

Once pistas para contratar a un buen entrenador personal 

Una lectura reflexionada, con mayor profundidad, en este otro artículo monográfico:

11 PISTAS PARA DESCONFIAR Y PODER ELEGIR BIEN A TU ENTRENADOR PERSONAL

Referencias

  1. Boerner PR et al. Is What You See What You Get? Perceptions of Personal Trainers’ Competence, Knowledge, and Preferred Sex of Personal Trainer Relative to Physique. J Strength Cond Res. 2019; Mar 18.
  2. Fernández-Balboa JM et al. A critical narrative analysis of the perspectives of physical trainers and fitness instructors in relation to their body image, professional practice and the consumer culture. Sport, Education and Society. 2017; 1–13.
  3. Fernández-Balboa JM et al. Foci and factors that contribute to physical educators’ construction of their professional body subjectivities: a qualitative study, Sport, Education and Society. Feb 2019.
  4. Goldring MR, Persky S. Preferences for physician weight status among women with overweight. Obes Sci Pract. 2018 Apr 17;4(3):250-258.
  5. Lemaire JB et al. Understanding how patients perceive physician wellness and its links to patient care: A qualitative study. PLoS One. 2018 May 15;13(5):e0196888.
  6. Hash RB et al. Does physician weight affect perception of health advice? Prev Med 2003; 36: 41–44.
  7. Howe LC, Monin B. Healthier than thou? “practicing what you preach” backfires by increasing anticipated devaluation. J Pers Soc Psychol. 2017; 112(5):718–35
  8. Melton DI et al. The current state of personal training: an industry perspective of personal trainers in a small Southeast community. J Strength Cond Res. 2008 May;22(3):883-9.
  9. Melton DI et al. The current state of personal training: managers’ perspectives. J Strength Cond Res. 2010 Nov;24(11):3173-9.
  10. Melton DI et al. Women’s Perspectives of Personal Trainers: A Qualitative Study. Sport J. 2011 Jan;14(1). 
  11. Puhl RM et al. The effect of physicians’ body weight on patient attitudes: implications for physician selection, trust and adherence to medical advice. Int J Obes (Lond). 2013 Nov;37(11):1415-21.
  12. Santos S et al. Coaches’ perceptions of competence and acknowledgement of training needs related to professional competences. J Sports Sci Med. 2010 Mar 1;9(1):62-70.
  13. Valeria V et al. Health and body tensions and expectations for pre-service physical education teachers in Spain. Sport, Education and Society. 2017; 24:2, 158-167.
  14. Varea V et al. The influence of consumerism on Spanish physical education teachers. European Physical Education Review. July 2018.
 

 

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